La Importancia del PORTEO :
• ¿Qué es el porteo?
El porteo es una forma de llevar a nuestros hijos encima,
próximos a nuestros cuerpos calientes. El porteo podría definirse como un arte,
un arte ancestral que el ser humano lleva practicando desde los tiempos de las
cavernas.
Si damos un pequeño paseo por nuestra Madre Tierra podemos
observar como las madres y familias de todas las culturas portan a sus hijos en
cargadores distintos, algunos complejos como los Amauti (portabebés de los
esquimales) que encontramos en Alaska, Groenlandia y Canadá, otros más simples
hechos con nervio de palmera como los Yanomami del Amazonas, pasando por los
rebozos de México, los bei dao de China, los paños de colores vivos en África,
y podríamos detenernos a observar como cada tribu, cada comunidad indígena
tiene un portabebés que se adapta a su estilo de vida, a sus necesidades y
climatología.
Por tanto podríamos decir que el porteo es más que un arte,
es una forma de vivir la crianza de nuestros hijos, una forma de crianza que
nuestras ancestrales nos han legado.
Como hemos comentado el porteo es un arte que nuestras
antecesoras nos han legado, pero como muchos otros aspectos culturales se ha
ido perdiendo, olvidando. En los años 70, junto con el resurgimiento del parto
natural, la lactancia materna… también se empezó a tener en cuenta la
importancia del tacto y contacto para los seres humano, así pues en Alemania se
empezaron a fabricar, distribuir y fomentar los portabebés, sin duda una
herramienta clave para este estilo de crianza más natural.
Si nos paramos unos minutos a pensar cómo vive el bebé antes
de nacer y justo después, si observamos la situación quizás podamos reflexionar
sobre ella, y entender por qué es tan importante el porteo.
El bebé pasa nueve meses recogido dentro de la panza de su
mamá, mecido dulcemente por el líquido amniótico como suaves olas que acompañan
una barquita en el mar, está a una temperatura constante, sin pasar frío ni
calor, es alimentado constantemente por el cordón umbilical, fiel compañero que
nunca le abandona, juega con él, lo muerde, lo toca, como un niño pequeño
jugando con su pelota roja favorita, el bebé escucha sin cesar y a lo largo de
24 horas durante 9 meses un curioso sonido, un bum bum, bum bum: ¡el corazón de
su mamá!
Pensemos por un instante que estamos con los ojos vendados
durante un buen rato, no vemos nada, está casi oscuro, ¡y de golpe nos quitan
la venda y nos ponen a pleno sol! Así se siente un bebé al nacer, entre focos,
luces fuertes que le ciegan, no sabe dónde está, se siente perdido.
Imaginemos otra situación, es invierno, estamos en casa
después del trabajo, relajados tomando un baño caliente, contemplando las
pompitas de jabón, estamos tumbados, el agua nos cubre casi hasta las orejas, nuestro
cuerpo flota sobre el agua caliente, mmm qué dulce sensación, ¡¡¡de golpe nos
sacan de la bañera y nos dejan en medio del pasillo, mojados, húmedos y
tiritando!!! Así se siente un bebé al nacer cuando lo cogen de la cabeza, las
piernas, no menean y lo dejan sobre una camilla.
Los bebés son seres humanos que han pasado toda su vida
terrenal creciendo dentro de la barrigota de su mamá, de golpe un buen día se
encuentran sintiendo por primera vez la fuerza de la gravedad en sus cuerpos,
el frío, el calor, el hambre, ¿Dónde está el bum bum??? ¿Qué pasó???? Si a un
bebé recién nacido nada más nacer se le deja sobre el cuerpo caliente y
palpitante de su mamá su llegada al mundo es mucho más placentera y si su mamá,
papá y familia lo sostienen durante sus primeros meses de vida dentro de un
portabebés, reproduciendo esta casita uterina donde él vivía, seguro que su
experiencia del mundo será mucho más bonita.
Un bebé llevado en portabebés se siente seguro, mecido,
acompañado y cerca del pecho chorreante de leche de su mamá, y las mamás, a su
vez, sentimos que podemos leer, podemos comer, cocinar y salir a dar un paseo
tranquilamente sin contar horarios, ni escuchar llantos, ni gritos
desgarradores, pues un bebé cargado desde el primer día de nacer apenas llora,
apenas sentirá dolores de tripita, pues el cuerpo caliente de su mamá y el
movimiento calmarán su barriguita que empieza a funcionar, digerir y sintetizar
alimento por primera vez.
Las mamás que cargamos a nuestros hijos estamos más
relajadas, besamos y tocamos más a nuestros pequeños, les ofrecemos más veces
el pecho, y la lactancia se refuerza tan sólo por el hecho de estar cerca,
juntos. El bebé es tocado y mirado muchas veces que si es llevado en un
cochecito, si duerme en un portabebés con su mamá o papá duerme más rato y sin
despertarse cosa que no sucede cuando se le mece en una cuna, y se va
despertando, llorando, hay que cogerlo, volverlo a dejar, es más cansado, más
pesado y las mamás terminan un poco “hartas” de esta situación, pensando ¡“este
bebé no duerme nunca”! Con un portabebés en casa los nervios, los enfados, la
ansiedad va desapareciendo, la casa se va llenando de paz y armonía, de
libertad, de amor.
Fulares
Portabebé MISTER BABY WORLD : www.misterbabyworld.com
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